Volvemos a la carretera - La duna de Pilat (28/07/22)

 ¡Volvemos a la carretera!, ¡si, ya era hora!... Diacachimba estaba tan nerviosa que casi se choca con las columnas del garaje al comenzar el viaje... pero si, volvemos a ponernos en marcha y esta vez toca... ¡subir de a poquitos por la costa de Francia con la intención de visitar Bretaña y Normandía! ¿os apuntáis?


Eso si, de camino no podemos (ni queremos) evitar hacer alguna que otra parada para conocer algunos de los puntos mas interesantes de la cosa oeste de Francia...

Primera parada... La duna de Pilat en la bahía de Archachón.

Todos hemos jugado de niños (y no tan niños) en la playa a hacer castillos y también a formar grandes montones apilando cubo tras cubo de arena... pues bien, imaginad un niño de buen tamaño que lleva 4.000 años apilando arena al borde del mar, frente a la bahía de Archachón... pues esto es mas o menos la duna de Pilat...60 millones de metros cúbicos de finísima arena amontonados entre el mar y un enorme bosque de pinos, robles, acebos,...

Ya habíamos podido ver fotos del lugar pero ya os decimos que no hay foto que pueda representar lo que se siente cuando te encuentras delante de este monumento natural... algo en tu cerebro te dice que esto no puede ser normal, que no puede ser natural... 

Pero si,... según vas subiendo por las escaleras que están dispuestas en la ladera de la duna te vas dando cuenta de la enormidad pero también de la "naturalidad" del lugar... 


La gigantesca duna (110 mts. de alto x 2,9 kms. de longitud y 600 mts. de anchura) se encuentra a nuestros pies... y no permanece quieta precisamente... se viene moviendo entre 4 y 6 mts. al año en dirección hacia el interior...

Las vistas son espectaculares desde la cresta de la duna, por un lado un inmenso bosque que parece no tener fin hacia el este (que a nosotros nos recordaba, a saber porqué, al bosque de Tikal en Guatemala) y por el oeste, el brazo de tierra de la bahía de Arcachón y el océano en toda su enormidad...


Es inevitable sentarse en la cima y tratar de abarcar este monumento en toda su integridad, asumir que algo que parece increible está ahí mismo, esperando que mas de un millón de personas lo visiten cada año...

Contentos y satisfechos bajamos de la duna, vaciamos nuestras zapatillas de arena (no es plan de sustraer arena a la duna) y nos encaminamos a nuestra segunda parada del viaje... 

¡Hasta mañana!

PD: en los 60 parece que era pelín mas complicado subir hasta la cima de la duna...😮



Datos prácticos:

Dormir con la furgo: Parking del Parque Ornitologíco de Teich. Muy tranquilo y con baños públicos. Recomendable.

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